Son geniales todas esas fotos que vemos por internet de
muffins deliciosos, de colores brillantes que imitan a las carnívoras de Mario
Bross, a Pacman, Creepers… ¿Pero cómo se hace?
Bueno, si alguna vez habéis
visto Cake Boss, os habréis hartado de oír el nombre “fondant”, una especie de
masa blanca y lisa a la que le dan color y usan para decorar las tartas, hacer
figuritas, etc. La guardan en cubos, la sacan, la amasan y la alisan usando
unas máquinas.
La fondant es una masa compuesta básicamente de azúcar (un
80% nada menos) y otros ingredientes. Es muy difícil hacerla casera, y por
internet hay pocas recetas que digan cómo, además de que rara vez sale como debería,
de manera que la forma más fácil de obtenerla es simplemente comprarla.
Habitualmente se vende en pastelerías o tiendas especializadas en repostería,
pero últimamente la casa Royal está comercializando un paquete de fondant que
contiene la suficiente masa para cubrir una tarta grande o tropecientas
madalenas.
La fondant es blanca, pero como te pone en el propio paquete puedes
darle el color que tú quieras.
Sin embargo aunque es muy bonita y útil para decorar, tiene
una serie de problemas.
Para empezar el sabor. No es que esté mala, en
absoluto, pero es la cosa más empalagosa que os podáis imaginar (aunque claro,
para gustos colores). Por eso no es buena idea usarla para decorar masas muy
dulces, ni combinarla con buttercream como hace Buddy Valastro (no quiero
pensar cómo de empalagosas son sus creaciones). Para usarla debemos hacerla muy
fina, y para eso podemos usar un rodillo.
El rodillo tiene que estar muy
limpio, y nunca húmedo, porque la humedad tiene un efecto desastroso sobre la
fondant. La humedad es uno de los mayores problemas de usar la fondant, y es
que a la hora de amasarla debemos hacerlo en un ambiente muy seco y con
materiales secos, sobre plástico de cocinar, o mejor, sobre papel de horno que
absorberá la humedad. Si la fondant se humedece, se volverá pegajosa y no se
podrá amasar ni alisar, ni usar para nada, porque se queda como chicle mascado.
Esto implica un problema grave con el uso de colorantes: los
colorantes que se suelen vender en los supermercados son colorantes líquidos en
botes, uno azul, uno rojo y uno amarillo. El problema de eso es que al tener un
alto contenido en agua, provocan el mismo efecto sobre la fondant que la
humedad ambiental. Así que a menos que quieras obtener una bola de chicle
mascado amarillo, rojo o azul, no te aconsejo que los uses, al menos antes de
tenerla amasada y colocada.
En pastelerías podemos comprar colorantes para
fondant, que son en polvo o en gel y se amasa la fondant con ellos para
colorearla. Podemos usar los líquidos sobre la fondant ya colocada, pintándola
con una brocha o pincel, pero siempre con cuidado.
Y esos son los problemas básicos de la fondant que deberemos
tener en cuenta a la hora de usarla para decorar postres y recetas de
repostería.
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