jueves, 29 de agosto de 2013

Corazones de vainilla y canela

Hoy tocan galletas!! Es una modificación de una receta que encontré usando la app ¿Qué cocino hoy? De la cual hablaré otro día.

Es una receta sencillita para la cual sólo vais a necesitar una cuchara o batidora manual,  un horno, un microondas y un par de boles. ¡Y los ingredientes, claro!

Para las galletas necesitaremos: 250 gramos de harina (100 de harina de fuerza y 150 de reposteria), 125 o 150 gramos de azúcar (depende de si usamos glaseado o no, porque el glaseado ya es dulce y parece que no pero 25 gramos más o menos se notan), 125 gramos de mantequilla, un huevo y 3 cucharaditas de canela.

Primero ponemos en un bol el azúcar, la mantequilla muy blanda pero no del todo fundida y la canela y lo batimos bien hasta que quede una crema suave y homogénea. Después añadimos el huevo y mezclamos. Finalmente añadimos la harina tamizandola (para los que no lo sepan, pasandola por un colador) y mezclamos hasta obtener una masa ligera y homogénea. Tapamos con film transparente y dejamos media hora en el frigo.

Para hacer el glaseado usaremos 200 gramos de azúcar glass, 75 de mantequilla previamente derretida en el microondas  y 50 gramos de vainilla azucarada, además del colorante que queramos ponerle, en este caso rojo. Primero mezclamos la mantequilla con el azúcar glass hasta conseguir una crema muy suave y pastosa. Esa es la buttercream básica. Después añadimos la vainilla azucarada para darle el sabor a vainilla, más cuánto más sabor queramos que tenga pero teniendo en cuenta que si nos pasamos podemos estropear la buttercream dejandola arenosa. Y por último el colorante. El glaseado ya está listo y nos conviene guardarlo en el frigo pero sin dejar que llegue a endurecerse.

Cuando saquemos la masa de las galletas del frigo estará demasiado pegajosa para cortarla. La extendemos bien lisa y fina sobre una bandeja de horno cubierta con papel de hornear y espolvoreamos un poco de canela y vainilla azucarada por encima. Metemos la masa al horno, previamente precalentado a180 grados y la horneamos hasta que esté dorada.

Con un cortapastas o un cuchillo cortamos las galletas con la masa recién sacada del horno, en la forma que queramos. Y por último ponemos el glaseado por encima. Y ¡ya está!

Yo he hecho corazones rojos para mi aniversario, pero podéis hacer la forma que querais. Espero que perdoneis las faltas de ortografía porque escribo esta entrada desde el móvil y no es fácil XD. ¡Disfrutad!!

viernes, 23 de agosto de 2013

Las apps de la semana: MyFitnessPal y RunKeeper

Ahora que se acaba el veranito, todos tendemos a dejarnos un poco. Ya no hay que lucir bikini ni bañador, así que la mayoría nos descuidamos de nuestro físico. Y ya para el verano que viene nos pondremos en forma. ¡Pero al final lo acabamos pagando! Todas esas dietas yoyó acaban en estrías y celulitis para las chicas, o una tripa cervecera imposible de quitar para los chicos. Así que toca mantenerse, cuidar lo que comemos y hacer algo de ejercicio. 
Para eso nos pueden ser muy útiles las dos apps de las que voy a hablaros hoy: MyFitnessPal y RunKeeper. 

MyFitnessPal es un contador de calorías: tú introduces lo que has comido y él te dice cuántas calorías tiene. Pero su función no se acaba ahí; si introduces tu peso y altura, edad y nivel de actividad física, le pones si quieres adelgazar o mantenerte, la app te indica las calorías diarias que debes ingerir para cumplir tu objetivo. Además de contar las calorías que comes, también te descuenta las del ejercicio que hagas; cuanto más ejercicio hagas, más podrás comer sin engordar (pero todo sin pasarse, gente, que nos conocemos). Tiene una base de datos de lo más amplia, con comidas caseras o preparadas, del Mercadona, Consum, Gadis, Carrefour, y supermercados extranjeros. Además puedes crear tus propias comidas, si sabes cuántas calorías tiene cada cosa, y guardarlas. Está totalmente en castellano, es muy fácil de usar, y además te permite un seguimiento completísimo de todo lo que ingieres, no solo calorías, si no grasas, hidratos de carbono y proteínas, con tablas y gráficas, diarias, semanales y mensuales; y también del peso que vayas perdiendo o manteniendo.  Nos permite compartir de forma voluntaria los progresos que hagamos (no publica nada en tu nombre si tú no quieres) y hacer dieta con amigos. En definitiva 100% recomendada, la podéis descargar de Samsungapps, Google Store, y de la App Store para Iphone. 



RunKeeper es una app de seguimiento del ejercicio que hacemos. También totalmente en castellano, necesita conexión con GPS, pero a cambio, nos permite un seguimiento de las rutas que hagamos, no solo corriendo o caminando, si no haciendo senderismo, ciclismo, patinaje, natación... dependiendo del tiempo que estemos con la actividad, el tipo de actividad que estemos haciendo, el ritmo que llevemos y los datos sobre nuestra altura, peso y edad, nos permite conocer la cantidad de calorías que quemamos en cada sesión. Podemos establecer objetivos de pérdida de peso, longitud a recorrer etc. y nos hace el seguimiento de si los cumplimos o no. Además nos avisa por voz de la distancia que hemos recorrido, el tiempo y el ritmo durante las rutinas (esta función se puede activar o desactivar a voluntad). Nos permite compartir los progresos o no hacerlos, los récords, las rutas... La única pega de esta app, es que el GPS no funciona muy bien dentro de las ciudades, así que a veces se inventa cosas como que has recorrido 12 km en 10 minutos, es decir, a supervelocidad, y que si se nos olvida pausarla cuando nos paremos a hablar en la calle o algo así, nos contará negativamente en el ritmo. Pero de todas formas, es la mejor app de ejercicio de las que he probado y también la recomiendo. 
Y nada más, ¡a cuidarse toca!

Consejos de una adicta a la cafeína: empezar el día con energía, pero sin café

Se acaban las vacaciones y empieza el curso para los que estamos estudiando. O empieza de nuevo el trabajo para los que estén currando y se hayan tomado unos días. Se acaba ese maravilloso periodo de dormir hasta horas increíbles y despertarse medio adormilado para ir a la playa. Y empiezan esas mañanas horrorosas de levantarse temprano, cuando aún es de noche, mirar por la ventana con cara de depresión mientras te bebes una taza de café medio mal hecho y te comes unos cereales sin hambre antes de empezar tu jornada. Yo, personalmente, soy una cafeinómana. Y es horrible. Entre el café malísimo de la facultad y el de sobre de casa, mis desayunos no son muy nutritivos. Y no dejo de notar los efectos secundarios de la cafeína, así que ahora que vamos a volver a empezar con la rutina mañanera, he decidido buscar alternativas al café, y hoy os planteo unas cuantas ideas para probar que sustituyan a la maldita cafeína.

Empiezo explicando por qué es tan mala la cafeína. Un efecto secundario de la cafeína muy destacable son los trastornos del sueño, como el insomnio. Cuando tomamos cafeína para evitar quedarnos dormidos, alteramos la respuesta del cuerpo a las hormonas que regulan los ciclos de sueño, y eso hace que a la larga, se altere ese ciclo. También causa acidez, dolor de estómago, diarrea, nerviosismo, espasmos musculares… Muchos omeópatas apuntan a la cafeína directamente como una de las causas más comunes del dolor de cuello. Yo padezco del cuello, y sí que es verdad que durante el curso, cuánta más cafeína tomo, más cargados noto los músculos de esa zona y peor me siento. La cafeína puede interferir con medicamentos que estemos tomando, además de causar deshidratación si no bebemos abundante agua y abusamos de ella, hipertensión y úlceras, y hay que destacar que puede llegar a causar dependencia. 
Por supuesto en todo momento estoy hablando de un consumo excesivo de cafeína, no de un solo café a la semana; los médicos aconsejan tomar café de forma moderada, ya que la cafeína posee propiedades que la ayudan a regular la retención de líquidos, estabiliza la presión arterial en hipotensos, y tiene propiedades antioxidantes. ¿Y qué hacemos para despertarnos sin cafeína?

Para empezar hay una serie de rutinas que todos deberíamos llevar a cabo y nos ayudarán a despertarnos de forma natural con poco sueño. Dormir 8 horas, hacer ejercicio una hora antes de irnos a dormir (no justo antes, que se vuelve contraproducente) o no comer justo antes de irnos a dormir, son consejos que nos ayudarán a descansar mejor y por lo tanto levantarnos mejor. Otro consejo es dormir sin luz artificial, pero con una ventana abierta que permita que entre la luz del amanecer y estimule la secreción de cortisol, la hormona que se encarga de despertarnos.

El ejercicio físico mañanero es una gran opción. Cuando hacemos ejercicio, secretamos ciertas hormonas que ayudan al organismo a mejorar su rendimiento: la sangre se bombea con fuerza a los músculos, los pulmones captan más oxígeno… así que hacer unas cuantas sentadillas, o salir a correr 20 minutos por la mañana, nos ayudará a mantenernos activos todo el día.

Si queremos evitar el ejercicio, otras sustancias con las que podemos sustituir al café son el té (contiene menos cafeína, y en su lugar contiene más teína, que es menos perjudicial), el té de canela (la canela causa una ligera hipertensión, muy recomendada para las chicas con spm y que ayuda a despertarnos), el chocolate, o el azúcar. Todo eso siempre sin pasarse. Aunque se ha hablado del mate como sustituto del café, lo cierto es que investigando he encontrado que el mate contiene aún más cafeína que el café.

Y nada más, recordaros que la cafeína no está solo en el café, también en el té, el chocolate, muchos refrescos, medicamentos, bebidas energéticas etc. De forma que si queréis minimizar la cantidad que ingerís tendréis que tener en cuenta todo lo que tomáis diariamente.

¡Buenos días!


miércoles, 21 de agosto de 2013

Assassin's Creed III: Connor, esperaba algo más de ti

Hace ya años que salió el primer videojuego de Assassin’s Creed. Fue en su momento un bombazo, recuerdo ese maravilloso anuncio con Altair saltando de tejado en tejado, con esos gráficos impresionantes, y abajo ponía eso de “imágenes reales extraídas del juego”. Tenía yo unos dulces 16 añitos y trabajaba en Mcdonald’s así que empleé una parte de mi primer sueldo en comprarme el pack Xbox 360 y Assassin’s Creed I.

5 años después, salió este año el Assassin’s Creed III después de las innumerables expansiones que tuvo el II, y como hasta ahora no me había decepcionado ninguno de la saga, a pesar de las malas críticas que tenía, me lo compré de segunda mano  este junio pasado. Y ahora tengo que decir… que me ha decepcionado. Mucho.

Empezando con el protagonista, Connor. ¡Altair molaba! Asesino de la edad media, en plena época de las cruzadas, silencioso, misterioso, sin saber casi nada de su vida… ¡Ezio molaba! El renacimiento italiano, con el maravilloso carnaval de Venecia, Florencia, los monumentos, seductor, con carácter, apuesto… Ambos conquistaron tanto a gamers femeninos como masculinos. Pero Connor… no sé, le falta algo. Es caprichoso, tiene poco encanto, poco hablador y encima cuando habla casi que la caga… No cumple los requisitos que en los primeros videojuegos se establecen para ser un buen asesino.

Luego está el cambio tan brusco de la interfaz. Cierto es que del I al II hubo un cambio bastante grande en los controles y la interfaz, pero se mantuvieron ciertas similitudes, en cuanto al mapa y la jugabilidad. En todas las expansiones del II la interfaz que se instauró en éste se fue mejorando, haciéndola muy intuitiva y muy jugable, con unos controles sencillos y fáciles, y aunque se introdujeron cambios todos fueron mejoras que en mi opinión contribuyeron notablemente a mejorar el juego. Pero llega el III, y la interfaz cambia totalmente. 

Nuevo mapa, nuevos controles… a favor tengo que decir que recuperan del I los grandes mapas entre ciudades en los que te puedes desplazar a pie o a caballo, con encuentros con soldados enemigos, lo cual permite una gran libertad de movimientos y no sólo saltar de una ciudad a otra; además la introducción de la caza, además de coherente con la historia, es algo muy atractivo para los jugadores, porque tienen que poner a prueba su habilidad. 
Otro rescate que se hace desde el II, es la posibilidad de mejorar la hacienda, al igual que Ezio era capaz de mejorar  Villa Auditore. De todas formas, el cambio de controles a unos mucho menos jugables, más complicados, menos intuitivos y además totalmente distintos de los de los juegos anteriores, es para mí una total cagada, que le quita al juego muchísimo encanto.

Es cierto que el golpe de efecto de que el padre de Connor sea templario, y te dejen jugar con él antes de descubrir que es un templario, engancha mucho y al principio del juego la historia te parece fascinante. Pero ¡no!, porque a partir de ahí la historia va cuesta abajo. La visión de la tribu, el entrenamiento de Connor, tan deficiente, el personaje bastante plano de Aquiles… Le falta mucho gancho.

Y los gráficos tampoco es que sean para tirar cohetes… pocas mejoras desde la última expansión, con bugs de personajes que vuelan, caras relativamente planas, poca vida en las ciudades… Mucho menos atractivo que Assassin’s Creed Revelations, con los hermosos gráficos de Constantinopla. E introducir batallas navales, si bien es un buen incentivo, no ha compensado los fallos.

Y en definitiva, que me enrollo, bastantes fallos, algún que otro acierto, y para mí, decepción total, Assassin’s Creed supone un bajón en el nivelazo que estaba manteniendo la saga. Espero que Black Flag mejore la cosa, porque ahora tengo demasiada curiosidad con el final de la historia como para dejar de jugar ahora.

Y nada más, recordad que nada es verdad y todo está permitido! 

Receta: hamburguesas caseras, ¡con pan y todo!

Hace poco estuve en un maravilloso restaurante, que si vais por Valencia os recomiendo: se llama La Llar y está en Beniarjó. Bueno, volviendo a lo mío, en este restaurante me pedí una hamburguesa que estaba increíblemente buena, y es que lo casero sabe mucho mejor, así que se me ocurrió buscar una buena receta para pan y carne de hamburguesa y hablaros de ella.

Me voy a centrar sobre todo en el pan, porque aunque parezca mentira, el secreto de una buena hamburguesa es prestarle tanta atención al pan como a la carne; podéis hacer la hamburguesa más rica del mundo, que si usáis ese pan barato de supermercado, va a quedar normalita tirando a mala. Después de comparar varias recetas, ésta es la que más me convence.

Los ingredientes para hacer nueve panecillos de hamburguesa son: 500 gramos de harina de trigo (no para repostería ni para bizcochos, si no para pan), 250 ml de leche entera, un sobre de levadura, 3  cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra, 2 huevos, 15 gramos de azúcar, 10 gramos de sal, otro huevo para pintar y semillas de sésamo (es raro que podáis encontrarlas en un supermercado, pero sí en una herboristería o similar), aunque yo en este caso no los he añadido.

Para hacer la masa a mano, pondremos la harina en un cuenco amplio y añadimos la levadura, añadimos la leche, el aceite, el azúcar y la sal y dos de los huevos y empezamos a mezclar, intentando conseguir una masa homogénea, suave, elástica y lo menos pegajosa posible. Cuando cumple estos requisitos sabemos que está lista. Para que no se os pegue a las manos mientras trabajáis la masa, untar las manos con aceite es un buen truco.  


Con esta receta tenemos que tener paciencia, porque una vez lista la masa, debemos dejarla reposar. Hacemos una bola y la colocamos en un lugar cálido y sin corrientes de aire ni humedad, tapada con un paño (para evitar que los insectos nos la toquen, sobre todo ahora en verano que con el calor las moscas las hay a miles, y el gas que produce la levadura no se escape de la masa).

Ahora podemos separar esa bola en bolas más pequeñas, del tamaño de los panes de hamburguesa que queramos tener. Ponemos una bandeja de horno (fuera del horno) con papel de horno, y encima las bolas, separadas entre sí para que cuando crezcan no se toquen, y aplastándolas ligeramente (OJO, LIGERAMENTE) con la mano.


 Las cubrimos con un paño, y las dejamos reposar una hora. Tanto antes como ahora, notaréis que la bola y luego las bolitas han crecido de tamaño; eso es normal (de hecho es lo que tiene que pasar y si no pasa es malo) y se produce por la fermentación de la masa debido a la levadura, que produce CO2  e hincha la masa. También produce alcohol, pero como vamos a meter el pan en el horno, donde el alcohol se evaporará, no es un problema. Unos 10 minutos antes de meterlas al horno, lo precalentamos a 200ºC con calor arriba y abajo y justo antes de meterlos, lo bajamos a 180ºC. Batimos el huevo restante con un poco de leche y pintamos los panecillos, añadiendo después si queremos las semillas de sésamo sobre ellos. 


Finalmente horneamos los panecillos (en dos tandas o en una si te caben todos en el horno) durante 12 minutos más o menos.
Y ya está listo el pan. Mientras los panecillos reposan la segunda hora y se hornea, vamos haciendo la carne, y preparando los ingredientes extra, de esta forma tendremos listo el pan a la vez que lo demás y estará caliente y blando, recién sacado del horno.


Para la carne vamos a necesitar unos 100 gramos de picada mezcla de vacuno y cerdo para cada hamburguesa, unos 15 de pan rallado por hamburguesa, 15 de queso en polvo, zumo de dos limones y un poco de leche.

Primero que nada, separamos la picada y si es de paquete la desmenuzamos más hasta conseguir que sea muy amasarle. La ponemos en un bol, midiendo los gramos para las hamburguesas que queremos, en este caso, yo voy a hacer tres, así que pongo 300 gramos de picada. He elegido la picada de vacuno y cerdo, porque es la más jugosa, pero podéis hacerlo con picada de pollo, de pavo, de cerdo solo… Una vez tenemos la picada en el bol, añadimos el pan rallado (en este caso 45 gramos). El pan podemos rallarlo nosotros mismos, usando pan duro y una ralladora, pero tenemos que asegurarnos de que queda muy fino.
 En este caso, yo he usado de bolsa. Amasamos y añadimos el queso, volvemos a amasar y añadimos unas gotas de leche. La leche, el pan y el queso en polvo, le darán a la carne más jugo y más consistencia, de forma que las hamburguesas quedarán más homogéneas y no se romperán ni desmenuzarán con sólo tocarlas, en la sartén o al ponerlas en el pan. 


Con la mezcla ya hecha, separamos la picada en las bolas para las hamburguesas, y poniéndolas entre plástico de cocina, las aplastamos para que se queden redondas (forma de hamburguesa). Hecho esto, con un pincel de cocina, les damos una capa de zumo de limón por ambos lados. El limón, lejos de dejar sabor una vez cocinadas, lo que conseguirá es que durante la cocción las hamburguesas no se quemen por fuera y se hagan bien por dentro. Pincharlas con un palillo, ayudará a que se cuezan por dentro.


Ponemos en una sartén una cucharada de aceite de oliva y lo calentamos, poniendo a freír las hamburguesas a fuego medio-bajo. Sin prisa pero sin pausa. El tiempo depende de cómo de hecha la queráis, porque a mí, que la carne me gusta poco hecha, me tarda muy poco. Y ya está. Ponéis la hamburguesa en el pan, con los ingredientes extra que queráis (cebolla, lechuga, tomate…o en mi caso, salsa roquefort) e voilà.




¡Que aproveche!


domingo, 18 de agosto de 2013

Resumiendo lo inresumible: el nuevo Real Decreto y las Becas

Hoy voy a ponerme un poco seria. No hace demasiado todavía que salió el RD que modificaba los criterios a tener en cuenta para los universitarios y demás estudiantes que quieran solicitar una beca. Un RD que ha levantado ampollas y que a mí personalmente me ha dejado con una mano delante y otra detrás.

Han salido algunos resúmenes destinados a universitarios en páginas webs y demás para intentar facilitar las cosas a los que intentábamos no volvernos locos. Pero después de leer yo misma el RD me he dado cuenta de muchos fallos en dichos resúmenes, y por eso he querido hacer el mío propio para ver si así consigo algo fácil de entender. Sólo voy a hablar de las becas universitarias, por eso, si alguien que lee este artículo es de máster, bachiller, o tiene alguna condición especial y quiere que hable de ella, que deje un comentario y me releeré el RD para poder explicarlo. Bien, allá vamos.

Primero el dinerito, ¿cuánto le toca a cada uno? Bueno, este año se han hecho las cosas de una forma… un poco distinta. Se han dividido las becas en dos partes, fija y variable. La cuantía fija es de un máximo de 3000 euros. 1500 dependen de la renta familiar, que se mira siempre del curso anterior, es decir que si la beca es para el año 2013, la renta que mirarán será del 2012; otros 1500 dependen de dónde vivas, es decir de si vives fuera de tu casa y a qué distancia, y este año, se supone que van a pedir los contratos de los pisos sí o sí, así que tenedlos a mano que este año van a ser muy quisquillosos.

 La cuantía variable no dice en ningún punto cuál es el máximo, pero sí te dice que el mínimo son 60 euros, y que darán el variable una vez que las fijas estén repartidas. Ahora explicaré cómo se calcula (ellos, porque con los parámetros que dan nosotros no podemos calcularlo) el importe de la beca variable. Lo que sí que dicen es que si eres de isla, de Ceuta o de Melilla, tienes derecho a un pellizquito más; me explico, si eres de Baleares y tienes que ir de una isla a otra para ir a la facultad, te pagan 442 euros más, y si eres de Canarias y estás en esa situación, 623. Si eres de Baleares y tienes que irte a la península a estudiar, o de Canarias, te darán 888 o 937 euros más respectivamente. (Nota mental, empadronarme en Mallorca)

Vamos a qué necesitas para tener cada cosa. Bueno, primero que nada, los umbrales de renta están en la página 8 del BOE, no los pongo aquí porque sería muy largo de poner, y estoy segura de que vuestros padres y familiares ya saben más o menos qué renta anual tienen, así que tampoco me paro a explicar cómo calcularla.

Este año se introduce lo de la nota. ¿Cómo ha quedado eso? Pues muy sencillo. Primero que nada, para acceder a la beca matrícula desde bachiller o módulo, es decir si vas a entrar a la universidad por primera vez y quieres evitar pagar la matrícula, necesitas tener un 5,5 de media. Si ya estás en la facultad y lo que haces es pasar de un curso a otro, necesitarás tener aprobado un cierto porcentaje de créditos, a saber: 90% para artes y humanidades, 90% para Ciencias sociales y jurídicas, 65% para Ciencias, 80% para Ciencias de la Salud, y 65% para Ingeniería y Arquitectura (enseñanzas técnicas).

Después para la parte fija de la beca necesitas lo siguiente; o bien tener aprobados el 100% de los créditos (85% en técnicas), o bien: tener un 90% aprobado con un 6.5 en 

Artes y Humanidades, y Ciencias sociales y jurídicas; un 80% con un 6 para Ciencias y un 80% con un 6,5 para Ciencias de la Salud; y un 65% con un 6 para técnicas.
Y por último la parte variable. Bueno la parte variable tiene una formulita de lo más complicada que no pondré aquí, pero si pondré que depende del presupuesto de ellos, de la cantidad de gente que pida beca, de la nota media de los que pidan beca, de las mejores notas de los que pidan beca, de la nota media personal de cada uno, de la renta de cada estudiante, de la renta per capita media de los que piden beca, y de los umbrales de renta establecidos. Dicho esto, una curiosidad. En la parte fija nos piden una nota media, que se calcula teniendo solo en cuenta las asignaturas aprobadas, pero ¡no en la variable! Para calcular la cantidad de la variable, es necesario tener en cuenta también las suspensas en la media. Una putada, ¿eh? Aunque bueno, como si quieres beca casi no puedes suspender, tampoco es que sea muy importante. Por si no os lo creéis, cito textualmente del BOE: “computarán también las calificaciones correspondientes a asignaturas o créditos no superados”

Y ahora vamos a ayudar con otra cosa, ¿cómo calculo mi media? Bueno, la media que se usa para estas cosas suele estar en el expediente, pero por si no te fías o quieres calcularla contando las suspensas, la forma es la siguiente: tienes que multiplicar cada nota por los créditos que vale (por ejemplo 7x 4,5) y sumarlo todo ((7x 4,5) + (6x3) etc.) y esa suma, la divides por la suma de los créditos de todas las asignaturas que hayas contado en la nota.
Y bueno, con esto creo que ya está. Cualquier duda que tengáis podéis dejarla en los comentarios e intentaré explicarla lo mejor posible. El link al BOE es: http://www.boe.es/boe/dias/2013/08/03/pdfs/BOE-A-2013-8559.pdf

Es un poco lioso y muy técnico, pero se pueden extraer dos ideas principales, que estudiar pronto será sólo para ricos, y que van a intentar dar el menor dinero posible. ¡Y eso es todo por el momento! Disfrutad de lo que os quede de vacaciones los que las tengáis y ¡hasta pronto!

viernes, 16 de agosto de 2013

Decoración repostera: la fondant y sus problemas

Son geniales todas esas fotos que vemos por internet de muffins deliciosos, de colores brillantes que imitan a las carnívoras de Mario Bross, a Pacman, Creepers… ¿Pero cómo se hace?

 Bueno, si alguna vez habéis visto Cake Boss, os habréis hartado de oír el nombre “fondant”, una especie de masa blanca y lisa a la que le dan color y usan para decorar las tartas, hacer figuritas, etc. La guardan en cubos, la sacan, la amasan y la alisan usando unas máquinas.

La fondant es una masa compuesta básicamente de azúcar (un 80% nada menos) y otros ingredientes. Es muy difícil hacerla casera, y por internet hay pocas recetas que digan cómo, además de que rara vez sale como debería, de manera que la forma más fácil de obtenerla es simplemente comprarla. Habitualmente se vende en pastelerías o tiendas especializadas en repostería, pero últimamente la casa Royal está comercializando un paquete de fondant que contiene la suficiente masa para cubrir una tarta grande o tropecientas madalenas. 
La fondant es blanca, pero como te pone en el propio paquete puedes darle el color que tú quieras.
Sin embargo aunque es muy bonita y útil para decorar, tiene una serie de problemas. 

Para empezar el sabor. No es que esté mala, en absoluto, pero es la cosa más empalagosa que os podáis imaginar (aunque claro, para gustos colores). Por eso no es buena idea usarla para decorar masas muy dulces, ni combinarla con buttercream como hace Buddy Valastro (no quiero pensar cómo de empalagosas son sus creaciones). Para usarla debemos hacerla muy fina, y para eso podemos usar un rodillo. 

El rodillo tiene que estar muy limpio, y nunca húmedo, porque la humedad tiene un efecto desastroso sobre la fondant. La humedad es uno de los mayores problemas de usar la fondant, y es que a la hora de amasarla debemos hacerlo en un ambiente muy seco y con materiales secos, sobre plástico de cocinar, o mejor, sobre papel de horno que absorberá la humedad. Si la fondant se humedece, se volverá pegajosa y no se podrá amasar ni alisar, ni usar para nada, porque se queda como chicle mascado.

Esto implica un problema grave con el uso de colorantes: los colorantes que se suelen vender en los supermercados son colorantes líquidos en botes, uno azul, uno rojo y uno amarillo. El problema de eso es que al tener un alto contenido en agua, provocan el mismo efecto sobre la fondant que la humedad ambiental. Así que a menos que quieras obtener una bola de chicle mascado amarillo, rojo o azul, no te aconsejo que los uses, al menos antes de tenerla amasada y colocada. 

En pastelerías podemos comprar colorantes para fondant, que son en polvo o en gel y se amasa la fondant con ellos para colorearla. Podemos usar los líquidos sobre la fondant ya colocada, pintándola con una brocha o pincel, pero siempre con cuidado.

Y esos son los problemas básicos de la fondant que deberemos tener en cuenta a la hora de usarla para decorar postres y recetas de repostería. 

Receta: Muffins de manzana ácida

Esta es una receta que improvisé por primera vez este verano para un cumpleaños y quedó tan tan buena, que la apunté.
 Porque ya sabemos los estudiantes que en época de exámenes y de estudios intensos no hay nada que apetezca más que picar algo dulce mientras publicas un nuevo estado de face sobre lo agobiado que estás y lo mucho que hay que estudiar. Así que allí va, es una receta de dificultad media.

Necesitarás: una batidora, manual o eléctrica (ojo, la eléctrica es más fácil pero con la manual también puede hacerse, e incluso con un tenedor, ¡¡y si no pregúntale a tus abuelos!!), un bol para hacer la mezcla de la masa, un vaso para derretir la margarina, un vaso para poner el zumo de manzana, una licuadora (si no, puedes comprar zumo de manzana de paquete, pero no quedará del todo igual), moldes de madalena y por supuesto el horno.

Los ingredientes son: 250 gramos de harina de repostería (ojo, que si no es de repostería va a quedar un churro), un sobre de levadura (en el paquete pone un sobre por cada 400 gramos de harina, pero poniendo uno en tan solo 250 gramos tendremos una masa aún más esponjosa, aunque habrá que tener alguna precaución extra) o en su defecto uno de gasificante (el gasificante viene en dos sobres de colores distintos, uno claro y otro oscuro, y hay que ponerlos ambos sin tener en cuenta el orden), 100 gramos de azúcar, 130 gramos de margarina o mantequilla, 130 ml de zumo de manzana ácida, 2 huevos, 2 manzanas ácidas enteras y un bote de leche condensada.

Empezaremos con la masa de los muffins, mezclando en un bol los 250 gramos de harina, los huevos, el azúcar, la margarina derretida y la levadura.
 Licuamos un par de manzanas extras para obtener 130 ml de zumo de manzana; para hacerlo así, habrá que colar el zumo después de licuar las manzanas, hasta que quede muy claro y sin restos de pulpa o la masa no quedará bien. En su defecto podemos usar zumo de manzana de paquete pero el sabor no va a quedar igual.
 Una vez tenemos el zumo listo, lo añadimos a la mezcla y lo batimos todo hasta que quede una masa lisa y uniforme. Mientras preparamos la masa, precalentaremos el horno a 180ºC.

Una vez lista la masa, llenaremos los moldes: los moldes pueden ser de papel, plástico, metal… los de papel son cómodos y los venden en los supermercados, pero normalmente son muy débiles, y tendremos que poner dos antes de llenarlos con la masa, porque si no se doblan y se sale en cuanto empieza a hinchar; los de plástico son los mejores para mi gusto, porque no hay que untarlos y la masa no se pega, pero son lo suficientemente duros para no doblarse; si los usas de metal u otro material, úntalos con un poco de margarina, o la masa se pegará, no se hinchará y se romperá. 
Para llenar los moldes, nunca los llenes hasta el borde, solo hasta la mitad o un poco más arriba (UN POCO), dependiendo de si las quieres hacer un poco más grandes, pero nunca hasta el borde porque la masa se saldrá y quedará una monstruosidad, a menos que eso sea lo que quieras conseguir.
Con los moldes llenos (con esa cantidad de masa saldrán unos 12 muffins), colócalos en la bandeja central, con el horno a 180ºC y si tiene distintos programas, escoge uno que cueza y dore la masa por arriba al mismo tiempo. Estarán listas en unos 10-15 minutos, dependiendo del horno (en mi casa yo tengo una crematoria por horno, así que no sé si el tiempo es muy fiable y lo mejor es que cada cual vigile de vez en cuando, como se hinchan y se doran).
Cuando estén hechos, lo siguiente es rellenarlos. Mientras se enfrían un poco, en un plato pela las dos manzanas y trocéalas en trozos muy pequeños. Para evitar que se pardeen mientras están al aire, puedes añadirles unas gotas de limón a los trozos: el ácido evitará el pardeamiento. Cuando tengas los trozos, usa un cuchillo para cortar un círculo del centro de cada muffin y rellena el hueco con leche condensada y trozos de manzana sin dejar que sobresalga.
Y ya está, realmente esa es la receta. Como los muffins estarán tibios mientras  los rellenas con la leche condensada, la absorberán y la masa quedará más dulce y jugosa; el zumo de las manzanas ácidas y los trozos de las manzanas le dan acidez a la receta y el contraste óptimo para que no empalague. Si no te gustan las manzanas los puedes hacer de otras frutas como melocotón, sandía… sustituyendo el zumo y los trozos de fruta. 
Para mí las manzanas ácidas, los kiwis o las fresas son las mejores ideas.

Puedes decorar los muffins de formas muy distintas; puedes añadir un poco de colorante líquido de color a la masa antes de cocerla, por ejemplo un bote de amarillo y uno de azul para que la masa quede verde como las manzanas que lleva, uno de rojo para muffins de fresa… o añadírselo a la leche condensada, que se tiñe fácilmente con mucha intensidad.
 Puedes cubrir los muffins con buttercream (pondré la receta más adelante) de distintos sabores y colores, o con fondant (puedes comprarla en el supermercado o en la pastelería). En el caso de que quieras teñir la fondant, asegúrate de usar colorantes adecuados, o si usas colorantes líquidos, usa un pincel para pintarla cuando ya tengas la fondant colocada, o se volverá pringosa (mira los consejos para usar fondant en este mismo blog). Puedes usar cobertura de chocolate, chips, anicillos de colores para repostería… 
Y ya está, deliciosos muffins para picar entre horas o para deslumbrar a alguien.