domingo, 27 de octubre de 2013

Diez mitos y verdades sobre nuestras queridas mascotas

Bueno, he escuchado muchos mitos desde siempre sobre perros, gatos, hámsters… Con algunos de ellos he crecido porque mis padres me los contaron. Pero ahora ya conozco las verdades detrás de la mayoría, y he pensado en compartir lo que sé. Aquí va una pequeña colección de mitos y verdades sobre los animales domésticos.

1. Los perros son… ¿daltónicos?

Falso, los perros no son daltónicos. El daltonismo es una enfermedad que causa una dificultad para distinguir unos colores de otros. El color viene determinado por unas células que tenemos en nuestra retina y que se llaman conos; los seres humanos podemos ver los colores azul, rojo y verde, y esos tres colores se combinan para formar todo el espectro que conocemos de colores. Los perros solo tienen dos tipos de conos, y es por eso que solo pueden distinguir los colores azules, amarillos y marrones. ¡Pero eso no significa que los confundan! Simplemente hay unos colores que no pueden ver. Lo compensan con una visión nocturna 5 veces mejor que la humana, nada mal, ¿eh?

2. Los perros y los gatos no pueden ver la televisión

¡Falso! No hay nada que haga que nuestros queridos animalillos no puedan ver la televisión, no es un objeto mágico que solo podamos ver los seres humanos y tampoco es que nuestros ojos sean tan distintos a los suyos. Otra cosa es que no les llame la atención. Pero por lo general siempre hay algún programa que por la música o el movimiento les llama (mi gato veía partidos de tenis) y miran la televisión como cualquiera. Si no os lo creéis, echad un vistazo: http://www.youtube.com/watch?v=y647H_kQ18E

3. Las castraciones engordan a los animales

A ver, una cosa es que cuando castramos a un animal tienda a engordar. ¡Pero no podemos dejar que se convierta en una bola! Es responsabilidad de nosotros como dueños, asegurarnos de que llevan una dieta adecuada para animales castrados, y de que hacen ejercicio a diario. Sí, es normal que un animal castrado engorde, no, no es normal que dejemos que se vuelva obeso.

4. Los perros de raza son mejor que los perros mestizos

Cuantas veces habré oído eso. O que un perro de criadero es mejor que un perro de protectora. Son prejuicios. Un perro o gato de protectora, un animal rescatado, puede ser tan noble o más que uno de raza, igual de obediente e igual de bueno. No todos los animales de una misma raza tienen por qué tener el mismo carácter, así que aunque en general los Golden Retriever son tranquilos, puedes acabar con un demonio en casa, o al contrario, aunque se supone que los galgos son inquietos, puedes encontrarte con un galgo de sofá. Y con los mestizos pasa lo mismo. No es cuestión de la raza, si no del carácter del animal y de cómo lo eduquemos.

5. Los perros pueden comer huesos sin ningún problema

¡NO! Ni se os ocurra darle huesos a los perros. Pueden causarles un montón de problemas, desde quedarse atascados en su estómago o en su intestino, perforarlos, hacerles úlceras… Además por el alto contenido en calcio de los huesos si se los damos de forma habitual, pueden desarrollar enfermedades como cálculos urinarios.
Os sorprendería saber la cantidad de perros que acaban en el veterinario por un hueso.

6. Los gatos adoran la leche y es bueno dársela

Vamos a ver… ¿les gusta? Sí, depende del animal, pero sí. ¿Es bueno darles leche? No es tan claro. La leche de vaca contiene lactosa, el azúcar de la leche, que es un elemento que no está presente en la composición de la leche de la gata. Por esa razón, un gatito que beba leche de vaca, es normal que sufra diarreas y a la larga puede ser muy malo para el animal. La solución es comprar leche sin lactosa o leche especial para gatos. ¡No es tan caro!

7. Los gatos ronronean cuando se sienten bien

No es cierto. El ronroneo de los gatos es su forma de expresar un sentimiento fuerte, y éste no tiene por qué ser bueno. Pueden ronronear por el miedo, la ansiedad, por agresividad, por placer… Hay muchas causas por las que un gato puede ronronear y no todas son buenas.

8. Los perros y los gatos no se llevan bien

Ese dicho de “como el perro y el gato” es más falso que una moneda de 3 euros. Un gato que desde pequeño es acostumbrado a ser sociable y a tratar con perros, seguramente se llevará bien con la mayoría de ellos toda su vida. Un perro bien educado, y bien socializado, hará lo mismo con los gatos. No solo no tienen por qué llevarse mal, si no que pueden llegar a cogerse mucho cariño e incluso echarse de menos, (hablo por experiencia personal).

9. Un año perruno equivale a 7 años humanos

El envejecimiento de los perros tiene mucho que ver con su tamaño; mientras las razas más pequeñas pueden llegar a cumplir los 20 años, las más grandes es raro que pasen de los 10. Así pues, cada raza envejece a su ritmo, y no se puede buscar un equivalente.

10. Los hámsters son animales muy delicados

Ni hablar. Los hámsters son animales sumamente resistentes, capaces de aguantar durante semanas sin comida y con restricciones de agua; de hecho en la naturaleza, son animales que hibernan en los meses más duros, si bien no es nada normal que lo hagan en cautividad, dado que en teoría no tienen restricciones de alimento o agua durante esos meses, ni sufren las bajadas de temperatura. Lo que sí que no resisten es el sol; nunca se os ocurra poner a un hámster al sol directo, porque directamente lo estáis sentenciando a muerte. Estos animalillos no pueden sudar, y sufren mucho los aumentos bruscos de temperatura. Esto no significa que sean vampiros, no los coloquéis en un cuarto cerrado en el que nunca de la luz.



Hay muchísimos más mitos sobre mascotas circulando por internet, como que todos los hurones huelen mal y que castrarlos elimina el mal olor, que todas las especies de loro viven muchos años y saben hablar, que los gatos siempre caen de pie… Os animo a no creeros siempre lo que os cuentan, investigar un poco por vuestra cuenta y preguntar siempre a un veterinario, porque no hay nadie mejor para ayudaros con dudas de vuestras mascotas.

A mí solo me queda decir, ¡Hasta luego, cocodrilo!


domingo, 13 de octubre de 2013

¿Halloween o Todos los Santos?

Estamos a mediados de octubre y ya queda menos para Halloween. En los supermercados empiezan a aparecer calabazas para recortar, caramelos con temática de terror y decoraciones; en los todo a cien los disfraces empiezan a amontonarse. Personalmente yo llevo celebrando el Halloween desde que era muy pequeña. Es una fiesta llena de alegría, disfraces y dulces y mi madre cada año preparaba la casa y me hacía algún disfraz por simple que fuera para que la celebrara con mis amigos.

Pero todos los años surgen las mismas trifulcas en la radio, la televisión... ¿Halloween o Todos los Santos? ¿Estamos importando una tradición extranjera y olvidando una fiesta nuestra? Muchos piensan que sí, sobre todo gente criada en un ambiente religioso. Pero, ¿cuánto hay de verdad en la afirmación de que Halloween es una fiesta extranjera y Todos los Santos es nuestra?

Históricamente, Halloween surgió como una continuación de las fiestas de la cultura celta que conmemoraban el final del verano y la llegada de la época más oscura del año. Los celtas creían que los espíritus podían andar entre nosotros en esta noche, y usaban máscaras para alejar a los espíritus malignos. Uno de los nombres más conocidos es el de Samhain, que era el nombre de dicha fiesta entre las comunidades celtas del norte de Europa (de hecho en gaélico, Samhain, significa a día de hoy Noviembre). Más tarde los romanos adoptaron las tradiciones celtas, y continuaron celebrando una festividad en estas fechas.

Sabiendo esto, y sabiendo que la cultura celta (celtíberos) estaba ampliamente extendida por la península, y que más tarde la invasión romana fue aún más importante, ¿quién puede negar que la fiesta celta que equivale al Halloween se celebrara aquí desde mucho antes que Todos los Santos? Al fin y al cabo, la festividad cristiana no fue introducida en el calendario hasta la cristianización del imperio romano, trasladándose desde el 13 de mayo al 1 de noviembre, en un intento de sustituir a las tradiciones paganas arraigadas.

Así pues, insto a la gente a no ver en Halloween una amenaza a la tradición, ni un intento de sustituir a la fiesta cristiana ni de crear polémicas. Son festividades que no tienen por qué afectarse la una a la otra, que podemos seguir celebrando sin problemas; podemos tener una divertida noche de disfraces y caramelos que haga las delicias de niños y mayores, y visitar a nuestros difuntos al día siguiente en el cementerio con todo el respeto.

Así que ya sabéis, yo ya tengo mi disfraz, ¿y vosotros?


¿Halloween o Todos los Santos?

Estamos a mediados de octubre y ya queda menos para Halloween. En los supermercados empiezan a aparecer calabazas para recortar, caramelos con temática de terror y decoraciones; en los todo a cien los disfraces empiezan a amontonarse. Personalmente yo llevo celebrando el Halloween desde que era muy pequeña. Es una fiesta llena de alegría, disfraces y dulces y mi madre cada año preparaba la casa y me hacía algún disfraz por simple que fuera para que la celebrara con mis amigos.

Pero todos los años surgen las mismas trifulcas en la radio, la televisión... ¿Halloween o Todos los Santos? ¿Estamos importando una tradición extranjera y olvidando una fiesta nuestra? Muchos piensan que sí, sobre todo gente criada en un ambiente religioso. Pero, ¿cuánto hay de verdad en la afirmación de que Halloween es una fiesta extranjera y Todos los Santos es nuestra?

Históricamente, Halloween surgió como una continuación de las fiestas de la cultura celta que conmemoraban el final del verano y la llegada de la época más oscura del año. Los celtas creían que los espíritus podían andar entre nosotros en esta noche, y usaban máscaras para alejar a los espíritus malignos. Uno de los nombres más conocidos es el de Samhain, que era el nombre de dicha fiesta entre las comunidades celtas del norte de Europa (de hecho en gaélico, Samhain, significa a día de hoy Noviembre). Más tarde los romanos adoptaron las tradiciones celtas, y continuaron celebrando una festividad en estas fechas.

Sabiendo esto, y sabiendo que la cultura celta (celtíberos) estaba ampliamente extendida por la península, y que más tarde la invasión romana fue aún más importante, ¿quién puede negar que la fiesta celta que equivale al Halloween se celebrara aquí desde mucho antes que Todos los Santos? Al fin y al cabo, la festividad cristiana no fue introducida en el calendario hasta la cristianización del imperio romano, trasladándose desde el 13 de mayo al 1 de noviembre, en un intento de sustituir a las tradiciones paganas arraigadas.

Así pues, insto a la gente a no ver en Halloween una amenaza a la tradición, ni un intento de sustituir a la fiesta cristiana ni de crear polémicas. Son festividades que no tienen por qué afectarse la una a la otra, que podemos seguir celebrando sin problemas; podemos tener una divertida noche de disfraces y caramelos que haga las delicias de niños y mayores, y visitar a nuestros difuntos al día siguiente en el cementerio con todo el respeto.

Así que ya sabéis, yo ya tengo mi disfraz, ¿y vosotros?